La demanda surge como un intento de Estados Unidos para parar a las empresas tecnológicas más grandes. En el caso de Amazon, son años de quejas y denuncias sobre sus prácticas anticompetitivas. Se le ha acusado de engañar y abusar de los vendedores de terceros, de favorecer sus propios productos e incluso de impedir que se vendan en plataformas rivales.